sábado, 16 de mayo de 2009

LA MODA DE LAS ENFERMEDADES


Así como las minifaldas de los 60’ los flequillos o pollinas elevadas a fuerza de gel de los 80’ o como la moda ecléctica del primer decenio del 2000, las enfermedades también se ponen de moda.

¿Lamentable? Si ¿Patético? También y mucho, pero así somos los humanos de ilógicos. En la Edad Media varias enfermedades diezmaron a la población, luego a oleadas, gérmenes sin nombre cobraban la vida de personas de todas las edades, hasta que, Fleming descubrió la penicilina y comenzó la verdadera batalla entre humanos y microorganismos.

La madre penicilina dio pie al nacimiento de antibióticos más y más fuertes, que a su vez hacían gérmenes más y más fuertes. Pero el ingenio humano no paró ahí. Demostrando que somos la cabeza de la creación divina y que Dios nos dotó de libre albedrío e “inteligencia superior”, creamos analgésicos, antivirales, antimicóticos y toda una inmensa gama de medicamentos conforme las enfermedades empezaban a ser identificadas y conocidas.

Pues bien, los hijos de Adán y Eva ganaban la guerra contra los bichitos malos, pero como el humano es el único animal capaz de matar a su hermano, sus hijos o sus padres para obtener lo que desean, también a medida que se investigaba y experimentaba para mejorar la calidad de vida a algún hijo de puta se le ocurrió revertir el proceso y usar estos productos químicos no para curar, sino para matar. Eufemísticamente fueron llamadas "armas químicas".

Las bombas pasaron de moda y las jeringas ocuparon su lugar. Paralelamente quienes investigaban para salvar vidas con medicamentos fueron contratados por grandes empresas con mucho, mucho dinero y el resultado fue que muy útiles medicamentos para salvar a miles de personas, se quedaron en sus cajitas y frasquitos porque, tristemente quienes más se enferman son quienes menos tienen recursos para comprar medicinas. No importaba, los científicos ganaron premios por sus trabajos.

Todo eso comparte fama con lo anunciado cada día en los medios de comunicación social, que han pasado a ser una especie de gurú mundial, representante político o miss con traje de baño. Dentro de este escenario aparece una nueva enfermedad: la gripe porcina, gripe mexicana o gripe AH1N1.

Vale la pena detenerse a pensar si en el mundo somos todos tarados o hay intereses de lanzar al estrellato o a la fama a esta influenza. ¿Por qué? Sencillamente porque es una cantinflada decir que este es el nuevo peligro a punto de desplomarse sobre la humanidad.

Esta dichosa gripe que le ha costado tanto a México (cuyos comerciantes han tenido que cerrar sus empresas para “evitar la expansión del virus” perdiendfo dinero que nadie les devolverá) no ha cobrado la vida de más de 100 personas, no sólo en la nación azteca sino en todo el mundo.

No es que estas 100 personas no sean importante. Una muerte humana es siempre lamentable y más aún si puede evitarse. Pero no se justifica tanta alharaca mediática, cuando, según la misma Organización Mundial de la Salud (OMS 2005), que hoy dice que la “`pandemia” de AH1N1 es el último peligro inminente para la humanidad, también dice que las infecciones pulmonares y otras infecciones de vías respiratorias mata al año a 4,2 millones de persona. Cabe destacar que muchas de estas infecciones respiratorias matan a más gente porque es esa gente la que menos come.

Por otra parte, las enfermedades diarreicas acaban con 2,2 millones de seres humanos. Sí, diarreas que matan gente, cuando es bien sabido hasta por las madres amas de casa que las diarreas se previenen con limpieza y antibióticos, aún así están dentro de las 10 principales causas de muerte en el mundo.

Las enfermedades ligadas al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida no se quedan atrás, pues demostrando sin duda que el Sida si es una real pandemia, acaba con 2 millones de seres humanos. Sin contar con los problemas colaterales que originan estas muertes (por ejemplo, huérfanos enfermos en su mayoría y golpes ecónomicos para sus países, pues los muertos por enfermedades ligadas al Sida son, en su gran mayoría, hombres y mujeres en edad productiva.

La tuberculosis también entra en este ranking mundial, pues mata a 1,5 millones de personas. Sí, como se lee. La tuberculosis que debería ser una enfermedad extinta en el planeta d elos antibióticos, se encuentra dentro de las principales causas de muertes casi a la par de los nacimiento prematuros o con peso insuficiente que merman la vida de 1,2 millones de almas.

Comparativamente, todas las patologías anteriores son previsibles, tienen vacunas o tratamientos y algunas como las diarreas, embarazos precoces y la tuberculosis poseen recetas relativamente fáciles para su erradicación.

Han nacido además varias teorías que giran en torno a la gripe AH1N1. Una de ellas es la de la empresa Roche, creadora del Tamiflú (oseltamivir), único fármaco para la enfermedad, que estaba en quiebra y liberó el virus con el propósito de disparar las acciones de la transnacional. También existe la hipotesis de que el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, en su más reciente viaje a México prometió 25 millones de dólares para alguna continencia médica y esta era la excusa perfecta o de que algunos “bioteroristas” esparcieron el virus en la nación azteca para matar al primer mandatario y hasta la descabellada del castigo divino.

Al margen de todas ellas, que son, dicho sea de paso, válidas (menos, claro está la del castigo divino), pues los seres humanos somos capaces de eso y más (como dañar nuestra capa de ozono o contaminas nuestras aguas o envenenar nuestro aire o matar, violar y destajar a sus semejantes), el conflicto creado con la gripe AH1N1 es más mediático y farandulero.

Si de verdad existiera preocupación por las “pandemias” que azotan al mundo, ¿por qué en los países pobres con más énfasis en África la población que vive con VHI o Sida no puede acceder a los tratamientos antirretrovirales? O ¿Por qué no se masifico la vacuna contra la malaria o paludismo creada por el colombiano doctor Manuel Elkin Patarroyo a todas las poblaciones amenazadas? O ¿Por qué carajo no se ha erradicado la tuberculosis? O ¿Por qué sigue muriendo la gente de hambre, sí ham-bre, cuya única cura es la comida, co-mi-da?

¿O es que a los buenos del mundo no les da el cerebro para buscar soluciones a estos problemas? ¿No será tal vez que a nadie le importa esos negros, pobres y africanos o esos latinoamericanos que son los más afectados? No, yo creo, más bien, que no generan dólares para nadie y si mucho trabajo y esfuerzo y, por lo tanto, no son rentables para nadie, así que es mejor que ni aparezcan en la televisión ni en las revistas ni en los diarios.

Entonces ¿Es o no la gripe AH1N1 una moda?

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