viernes, 30 de octubre de 2009

¿QUIEN CONTROLA EL GASTO DE PUBLICIDAD EN LAS ALCALDÍAS?

Hoy por hoy no es anormal ver que las alcaldías, gobernaciones ministerios y otras instituciones tanto públicas como privadas tengan departamentos cuyos nombres sean de información, de comunicación, de relaciones institucionales o con cualquier otro similar. Dichas instancias deberían tener la función de enlazar las labores de la organización en cuestión con la comunidad, deben dar a conocer la labor que esta realiza, pues se supone que estas son instituciones que enfocan su labor al beneficio de la mayoría... se supone.
De estas instancias salen entonces todo tipo de publicidades y propagandas. Últimamente, En las en las alcaldías esta avalancha de propaganda ha alcanzado niveles abismales e insultantes no solo por la desfachatez con la que se plantean algunos tópicos, sino por el gasto bestial que representa para el presupuesto, dinero que podría usarse en otras cosas de vital importancia como la reparación de arterias viales, alumbrado público, recolección de desechos, mejoramiento del servicio de transporte público y la construcción de redes cloacales y desagües, entre otras que son el dolor de cabeza de los habitantes de la mayoría de las ciudades venezolanas.
Este gasto enorme de publicidad se hace en la prensa (obviamente los partidarios del presidente anuncian en periódicos simpatizantes del gobierno nacional y los opositores al primer mandatario anuncian en las publicaciones que también le adversan), pero también se malgasta mucho dinero en pancartas, vallas, dípticos, volantes, trípticos y pare de contar. Y digo malgasta porque no es extraño que se publique en los diarios un anuncio cuyo titular diga El alcalde XXX comenzó la limpieza de la comunidad Nº 69". También pueden verse como “donó material médico al ambulatorio”, “repartió bolsas de comida” y “entregó uniformes y útiles escolares “, siendo el anuncio más costoso que el dinero invertido en la obra o en el servicio. Por otra parte, la demagogia en este tipo de anuncios es tan grande que insulta a las comunidades del municipio en cuestión no solo porque el "señor alcalde", luego de instalarse en su despacho se convierte en una especia de rey que entra y sale por un “batitubo”, alejado de la gente que espera en el pasillo para obtener 2 minutos de su tiempo, sino porque a veces ni pisa ese despacho.


No pueden faltar los niños en brazos


Además estos anuncios suelen ir acompañados de una fotografía del burgomaestre con una escoba o manejando un camión de limpieza, besando a una ancianita o a niño o muy interesado viendo unos planos que no entiendo, casi siempre la “primera autoridad municipal” tiene una sonrisa de miss que dan ganas de vomitar. Esto lleva a una reflexión simple: ¿Por qué carajo debe la prensa reseñar que él esta simplemente haciendo su trabajo. De ser así, deberían existir titulares como estos: "Médico operó de emergencia a un chico con apendicitis"; "Chofer de autobús hizo su recorrido 10 veces durante el día de ayer"; "Maestra enseñó ayer la tabla del 4 a los niños de tercer grado"; "Periodistas del diario MMM escribieron hasta llenar 34 páginas", “Madre cocinó tres comidas para sus 4 hijos”. Pregúntese usted mismo: ¿La prensa reseña su trabajo cotidiano? ¿Invertiría usted dinero de su presupuesto para que toda la ciudad sepa que está usted haciendo el trabajo para el cual se le paga un sueldo?


Mientras más cámaras y periodistas mejor.

La respuesta invariable es no. Simplemente porque usted y yo tenemos el dinero contado, ganamos un salario para hacer mercado, comprar medicinas, pagar los servicios y sobrevivir. La pregunta que cabe hacerse es ¿De dónde sale el dinero que los alcaldes utilizan en esta propaganda chimba? ¿Usan ellos dinero de su salario para auto publicitarse? La respuesta es no. El dinero sale de las arcas municipales, del dinero que debe ser usado en arreglar calles, mejorar los servicios, construir canchas deportivas y centros culturales para ofrecer oportunidades a los chamos.
El asunto es que el papel lo aguanta todo y uno se queda como pajarito en grama preguntándose que le pasara por la cabeza al señor alcalde o a la señora alcaldesa cada vez que posa con esa cara de pánfilo (a) para una foto de esas…