viernes, 31 de julio de 2009

SE BUSCA PERIODISTAS PARA VENDER HERBALIFE

"
"Si quieres quererme
Voy a dejarme querer
Si quieres odiarme
No me tengas piedad
Pero hay una cosa
Que no vas a lograr
Y es hacer negocios
Con la necesidad"
Joaquín Sabina


En días pasados fui invitada a una rueda de prensa en la que se iba a anunciar la creación de una nueva organización de periodistas. Esta nueva agrupación nace, al parecer, para defender los derechos laborales del gremio.

La convocatoria partió de otra agrupación pro gobierno llamada Periodistas por la Verdad, que nació, a su vez, con un abierto apoyo al gobierno del presidente Hugo Chávez. Y pese a que el asunto se veía politizado, me acerqué a ver que tal y… hasta fui invitada a sentarme en el presidio, cosa que agradezco enormemente pero… creo que la iniciativa morirá antes de nacer, pues actualmente la población venezolana con especial énfasis en los periodistas ven la torta picada por la mitad, sin términos medios y sin matices de grises.

Lo más grave de esto (al margen de la situación que se genera en la población con informativos que no informan y análisis que no analizan) es que la inmensa mayoría de los periodistas, reporteros gráficos, diseñadores gráficos, locutores y todo aquel profesional ligado a los medios de comunicación social es subpagado y no goza de beneficios de ley y no posee seguridad social.

Un ejemplo clásico que siempre pongo es el siguiente: cuado un gremio, por ejemplo los maestros o los médicos, tienen u conflicto laboral acuden a los medios de comunicación social para señalar con el dedo acusador al culpable, pero, ¿Qué sucede si los que sufren vejámenes laborales son los comunicadores sociales? ¿A dónde acuden? ¿Pueden los periodistas ir a los periódicos a las radios o a la televisión que los contrata y les paga mal a denunciar que no poseen un sueldo justo y a veces ni siquiera los beneficios de ley? ¿Pueden usar los espacios de radio o tv y las páginas de las distintas publicaciones periódicas para decir que su patrón los explota y no los deja siquiera conformar sindicatos o cualquier otra agrupación? La respuesta es un no rotundo. Por eso casi nadie sabe que el salario de un periodista de provincia en Venezuela no llega a los dos millones y tampoco nadie sabe que constantemente son despedidos violando las leyes vigentes, porque, dicho sea de paso, detrás de él hay muchos desempleados sin solidaridad gremial que pugnan por ocupar su cargo.

Pero, volviendo al caso que me ocupó en un principio y al por que creo que la nueva iniciativa muere antes de nacer siquiera, es muy sencillo esta supuesta nueva agrupación nace con los mismos vicios y hasta liderada por un conocido “comunicador” de la región que además es directivo de un medio de comunicación que botó a su jefa de prensa porque ésta exigió su pago a tiempo, porque los trabajadores no estaban inscritos en el seguro social obligatorio y porque los aguinaldos le fueron pagados el 31 de enero, además de haber contratado luego a otra periodista a quien tampoco le pagaron y, como es lógico sin ser ella millonaria, renunció sin haber si calentado la silla, sin hablar de que posee pasantes trabajando en su medio sin recibir remuneración alguna.

Sin embargo, los venezolanos (periodistas incluidos) son magos del tira y encoje político y a todo le buscan una solución salomónica. Para los periodistas la marca de productos Herbalife representa una de estas soluciones. Conozco al menos 5 periodistas que venden merengadas, pastillas y toda una retahila de vainas para hacerse mas joven, más delgado o más hermosos y (seamos honestos) todos queremos tener una cintura como Shakira o unos bíceps como Brad Pitt, pero tranquilos colegas... que... SE BUSCAN PERIODISTAS PARA TRABJAR EN HERBALIFE.

domingo, 19 de julio de 2009

Ser periodista...¿pero de qué bando?

"Confesionario de papel
escribirlo te va a doler
destapar la herida
para curarla bien
Cosas que llevas por dentro
sientes en carne viva
sacarlas fuera, al final te alivia"
Xhelazz



“Los periodistas son quienes ofrecen diariamente noticias a través de los medios de comunicación a los ciudadanos comunes y corrientes. Su labor cotidiana debe estar enfocada a brindar información de calidad que interese a la mayoría, a la vez que contribuya con la formación de ciudadanos conscientes y, por ende, con la edificación de una sociedad mejor”.

Éstas, más o menos, solían ser las palabras que decían mis profesores de periodismo de la Universidad de Los Andes y mis compañeros y yo (apenas habiendo dejado la adolescencia) nos sentíamos grandes e importantes: ¡tremenda labor que cumplir!Cada vez que había que hacer una noticia, un reportaje, una crónica o una entrevista asumía uno el papel de “servidor de información” y se hacía varias interrogantes: ¿Qué enfoque debo darle a este texto para que me lean, me escuchen y me vean y para que, además, haga mi contribución diaria a la sociedad? Uf, me sentía superdotada cuando creía encontrar la respuesta y escribía no sólo con mi oxidada Olivetti de carro largo y duro, sino con el alma y la pasión drenada hacia el papel.

¿Qué sucedió con esa pasión en los estudiantes y en los periodistas jóvenes? ¿Dónde quedaron las ansias de justicia e imparcialidad que eran el norte, el sur, el este y el oeste de los periodistas? ¿Qué sucedió con el respeto al idioma, a su gramática y a sus reglas? Asistimos a la batalla campal entre uno y otro bando como si contempláramos una mala película de Hollywood, con la diferencia de que aquí no sabemos cuál es el malo y cuál es el bueno y los que pierden siempre son los lectores, los oyentes y los televidentes. Amén de los daños casi institucionalizados al idioma con adverbios, tiempos verbales, adjetivos y pronombres mal usados e innumerables errores ortográficos que hacen más baja y ruin esta guerra.

Los juicios sanos han sido sustituidos por voces lindas y vacías y tetas de silicón o, en su contrapartida, por amantes del socialismo que parecen vivir entre discos de acetato de los Beatles, zapatos de plataforma y la Twiggy desfilando minifaldas en la pasarela tras haberse tomado unas píldoras de LSD.

“Los medios son empresas y los pobres periodistas son parte de la maquinaria informativa de estas compañías que hacen de la noticia un show”, es la excusa más frecuente que se escucha cuando un sonoro “coño” se nos escapa luego de oír una barbaridad salida de la radio o la tv, o leída en el diario.

Es cierto, los medios son empresas y, lógicamente, siendo empresas tienen que comportarse como tales, tener políticas y metas y sobre todo fin de lucro, pero los periodistas debemos también tener un límite, marcado siempre por la ética, la responsabilidad y, sobretodo, por la dignidad. Podemos aceptar usar el feo uniforme o unas horas de llegada y salida incómodas o la regla “inconstitucional” de no fumar en las salas de redacción y hasta aguantarnos un salario muy por debajo de lo merecido, porque el mercado está muy saturado y “la cosa está difícil”, pero el suicidar o amordazar nuestras conciencias deben ser de las condiciones que nunca deberíamos aceptar.

Tenemos la vaga idea de que cuando cambie el rumbo político de país (para el lado que sea) las cosas volverán a ser como antes, pero las batallas periodísticas que han sido peleadas han dejado una profunda huella en la sociedad. Ya los periodistas no son sólo “los periodistas”, tristemente son voceros de la oposición o del chavismo. No son quienes se encuentran en la línea divisoria recordándoles a ambos bandos que los ciudadanos comunes y corrientes tienen derechos y que ambos bandos, en ocasiones, los vulneran.

Cabría preguntarse si el mal no está siendo acrecentado con la explosión y la moda de ser periodista. Las escuelas de comunicación se saturan de bachilleres que quieren aparecer en la tv o tener un programa de radio y, en muchísima menos medida, escribir para algún periódico. ¿Qué profesionales se están formando? Valdría la pena que alguien evaluara y reglamentara lo que sucede en las universidades privadas, pues en muchas de las que ofrecen la carrera de comunicación social, no se realizan concursos de oposición para los docentes y hay muy pocas exigencias académicas para quienes tienen la enorme responsabilidad de pararse frente a un cúmulo de jóvenes que, en su gran mayoría, no han comprendido muy bien qué carajo es ser comunicador social, para ellos tiene que ver con radio y tv o es la vía expedita a tener una suerte de Ají Picante en la primera televisora que les abra las puertas. ¿Pero qué exigencia pueden tener cuando la hora docente se paga entre los 4.000 y los 7.000 bolívares? ¿Qué profesional con maestría y doctorado y preparado para la docencia y la instrucción accederá a ser docente por un mísero sueldo?

Un panorama complejo el de ser periodista en Venezuela. Si no nos convertimos en la imagen del medio en el que trabajamos, podemos ser sustituidos por los muchos que vienen con escasa ética y ansias de “ser famosos”. La defensa del gremio ha sido dividida también entre bolivarianos y no bolivarianos como si no fuéramos el mismo gremio que hasta ayer nos echábamos palos los 27 de junio y hacíamos chistes de los políticos de todos los bandos y de todos los colores. Triste realidad y mientras se dan discursos verborréicos sobre lo que debe ser la ética periodísticas, los “servidores de la información” cobran sueldos míseros y nadie eleva su voz para que se hagan reivindicaciones salariales para ellos y se respete la dignidad de un ambiente laboral sano.

Este artículo debería concluir con una enseñanza o con una recomendación, pero honestamente, no se me ocurre ninguna, porque la ética, los valores y la dignidad son difíciles de enseñar, son más bien modelos que deben seguirse desde la infancia y la juventud y no se imparten como en un curso avanzado de gramática y de periodismo. Lo único que puedo decir es que mal pide credibilidad quien danza de un lado a otro según se muevan los vientos políticos y quien no muestra coherencia entre lo que dice o escribe y lo que hace. Sin embargo, bien se dice por ahí, siempre se puede contar con que la sociedad no tenga memoria y el show se robe el protagonismo.

miércoles, 1 de julio de 2009

LA PARÁBOLA TERCERMUNDISTA



El mundo entero ha observado como, desde el domingo 28 de junio, se ha regresado a un pasado nefasto que se pensaba superado en América Latina. La pregunta que cabe hacerse ahora es la siguiente: ¿Realmente se superaron ciertos momentos históricos o estamos aún anclados en el pasado?

A simple vista podría decirse que las dictaduras militares y sus golpes de Estado son asunto de décadas anteriores, pero después de una larga reflexión creo que América Latina (y cuando digo América Latina me refiero a sus habitantes) está muy lejos de la madurez democrática.

Esto lo digo luego de ver boquiabierta a los distintos programas en las distintas cadenas de televisión, es decir las del “imperio” y las dizque “independientes”. La tecnología permite a la gente enviar mensajes desde sus teléfonos móviles. Se me desorbitaban los ojos a medida que leía lo que los televidentes mandaban.

No sé cómo sea o como haya actuado Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras, pero lo cierto es que fue electo por una mayoría que confió a él su futuro. No discuto que sea un corrupto o que haya cometido excesos al frente de la silla presidencial de su país, pues América Latina ve eso a diario. Pero él es el presidente elegido y eso no tiene discusión. Entonces, si él como presidente violó la constitución, no se puede cometer una violación aún mayor para castigarlo. Pues hasta donde yo sé, para que aguien sea considferado culpable de algo, debe ser llevado a un juicio en el que se presenten pruebas y más pruebas.

Ahora bien, traigamos la situación a Venezuela.Periodistas, diarios y presentadores "estrellas" de tv, excusaban el golpe de Estado (porque evidentemente fue un golpe de Estado) diciendo que Zelaya es un corrupto que ha violado en reiteradas ocasiones su constitución. Si esto es cierto, debe ser sancionado, según sus propias leyes y debe rendir cuenta al los hondureños que lo eligieron, pero recurrir a los militares y a la fuerza para nombrar un presidente por el que ningún hondureño de a pie votó es una estupidez, muestra de inmadurez política y democrática y todo personaje que se digne a llamarse “comunicador” debe repudiar.



No fue, por tanto extraño, leer mensajes de venezolanos que aupaban a las fuerzas armadas para hacer otro tanto con Hugo Chávez, quien dicho sea de paso, posee muchas vetas del militar subdesarrollado que cree que la violencia y elñ asalto son la solución. Da risa, a la vez, verlo a él, que en 1992 intentó un golpe de Estado en Venezuela, condenando ante el resto de los presidentes de América Latina el golpe de Estado en Honduras. No hay mucha moral para condenar nada. ¿O es que los golpes de Estado o susn intentos son repudiables solo si los intentan cierta personas, pero si vienen de otros sectores hay que celebrarlos con flores ante El Libertador? Más subdesarollo e inmadurez política.

¿Cómo carajos se enaltece la democracia en un país donde la gente pide a las fuerzas armadas que usen el asalto y la violencia para dar un golpe de Estado? ¿Es malo que algunas personas violen las constituciones, pero es bueno si otras son las violadoras? ¿Es condenable irrespetar leyes, pero a su vez se irrespetan otras leyes para castigar al que las irrespetó primero?

Cuando la población de un país piensa viceralmente y exige "sacar a como de lugar" a un mandatario que ha cometido cuanta idiotez sea posible cometer, está, a su vez, cometiendo una estupidez mayor, pues no tienen ni puta idea de lo que es una democracia madura.

Yo no se ustedes, pero yo creo que esto es una parábola tercermundista y ni que tengamos a Papá Dios de presidente, podemos asumir la responsabilidad de ser un pueblo democrático si no vencemos antes estos comportamientos que se creían superados en los pueblos de América Latina, donde unos usan botas para aplastar a otros.