1
De cualquier modo que actúes
Siempre estarás suscitando fuerzas contrarias.
Por eso los sabios prefieren los brazos cruzados
Y que Dios haga de las suyas.
2
Lugares había cuyo acceso estaba vedado a los jóvenes.
Los hay ahora en donde los jóvenes no permiten la intromisión de los viejos.
Protestaban los jóvenes por sentirse excluidos.
Comprenden los viejos y aceptan, no sin cierta saudade, mas con algún regocijo por su relevo.
Es como si dijesen: “Nosotros ya nos vamos, ¡adiós, adiós!”. Y agitando el pañuelo: “¡Paciencia, chicos!”.
3
Tuve el tifo exantemático. Esto fue en Niverengo. Y después tuve la erisipela.
Pero antes había tenido la tosferina y la rociola, en las ácidas tierras del Cauca,
Donde también padecí la fiebre amarilla y el paludismo, y me tuvieron que aplicar la raquídea.
Estaba apenas convaleciente cuando me atacaron a un tiempo, por insinuación de Jehová, la angina de pecho, la sinusitis y una cefalea crónica.
Sufrí poco después la inflamación de la pleura, la meningitis, la bronconeumonía.
Me hicieron la radiografía, la biopsia, el encefalograma.
Quedé con la hernia inguinal, la hemofilia, la leucemia,
La arteriosclerosis.
Y la vasectomía.
4
Estuve en Anolaima, en Anaime, fui alcalde en Anzá, inspector en el Nechí,
Estuve con Gabriel en Ambalema, es Sutatausa, en Moniquirá,
Fui de paseo a Majagual, anduve un tiempo por el Vichada, Campoalegre, Vistahermosa, Coconuco, el Tonusco,
No dejé de ir a Natagaima, Salamina, Cucunubá, Iscuandé,
Visité a Ramiriquí, conocí la Serranía del Perijá, los llanos de Ayapel, atravesé el Catatumbo,
Me detuve en Charalá, en Armero, en Uribia, en Zapatoca,
Viví un tiempo en La Virginia, en Angelópolis, en Contratación y en El Difícil,
Tuve amigos en Abriaquí, en Cumaral, en Sandoná, en Ansermanuevo y en El Cocuy,
Pasé dos veces por Duitama, con Eduardo Mendoza fui a Guateque, y aunque este no es un poema turístico almorcé viudo de pescado en La Dorada.
También estuve trabajando en Cajamarca, en Boavita, en Fusagasugá, en Campo de la Cruz,
Tuve un empleo de escribiente en El Doncello, de secretario en Jamundí, recolector en Patiobonito, jardinero en Dosquebradas,
En San Onofre tuve una novia, en Sahagún y en María la Baja,
Me embarqué en el Guaviare, fui a salir a Calamar,
Pernocté en Dagua, en Dabeiba y en Dibulla,
Anduve por Saravena, por Simití, Circasia, Piendamó, La Rochela, por el Ariari, por Mocoa.
Me contabas, la otra noche, que habías estado es Rochester, en Manchester y en Stuttgart.
5
Practiqué la sinestesia, la ataraxia, la calistenia,
Toleré la falencia, la exacerbación y la asepsia,
Conviví con la sevicia, la astucia, la avaricia, la sandez,
Me aficioné a la gimnasia, el sofisma, la frecuencia y la praxis.
Conocí la fragancia, la adolescencia, la franquicia y la vagancia,
La ofuscación, la picardía, la truculencia y el éxtasis,
Disimulé la retórica, la disnea, la infidelidad, la gramática,
La afasia, la carencia, la sintaxis y la estética.
Deseché la obsolescencia, la ñoñez, la asiduidad, la destreza,
El paroxismo, la ufanía, la mitomanía, la catalepsia.
Cultivé la estulticia, el frenesí, la catarsis y el adefesio,
La cleptomanía, la anuencia, la falacia y el síndrome.
Y, por supuesto, el furor uterino y la prostitución.
jueves, 1 de octubre de 2009
De "Poemas de amor" 1986 DARIO JARAMILLO AGUDELO
1. Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el
inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.
* * * * *
2. Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.
* * * * *
3. Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.
* * * * *
4. Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.
Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha.
* * * * *
5. Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
aturdido por el interminable crujir de este corazón
-tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho-,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.
6. Tu voz por el teléfono tan cerca y nosotros tan distantes,
tu voz, amor, al otro lado de la línea y yo aquí solo, sin ti, al otro lado de la luna,
tu voz por el teléfono tan cerca, apaciguándome, y tan lejos tú de mí, tan lejos,
tu voz que repasa las tareas conjuntas,
o que menciona un número mágico,
que por encima de la alharaca del mundo me habla para decir en lenguaje cifrado
que me amas.
Tu voz aquí, a lo lejos, que le da sentido a todo,
tu voz que es la música de mi alma,
tu voz, sonido del agua, conjuro, encantamiento.
* * * * *
7. Alabanza de mi noche blanca,
supresión de los abismos de mi corazón,
aniquiladora de mis momentos atroces.
Benditas tu caricia y tu palabra, Señora de la Apacible Ronda,
muchacha mía que detesta llorar por la mañana,
muchacha que habla a solas por la casa y ríe.
Ola frágil, bajo mi cuerpo ardiente tu cuerpo mío se calcina en un delirio de luz
y entonces somos una sola sustancia.
Flor de mis jadeos y mis éxtasis, tú, la callada, con tu mano en mi pecho
diciéndome la claridad calladamente,
permitiéndole al tiempo transcurrir sobre nosotros sin rozarnos,
nosotros, juntos, los eternos.
* * * * *
8. Tu lengua, tu sabia lengua que inventa mi piel,
tu lengua de fuego que me incendia,
tu lengua que crea el instante de demencia, el delirio del cuerpo enamorado,
tu lengua, látigo sagrado, brasa dulce,
invocación de los incendios que me saca de mí, que me transforma,
tu lengua de carne sin pudores,
tu lengua de entrega que me demanda todo, tu muy mía lengua,
tu bella lengua que electriza mis labios, que vuelve tuyo mi cuerpo por ti purificado,
tu lengua que me explora y me descubre,
tu hermosa lengua que también sabe decir que me ama.
* * * * *
10. Que nadie toque este amor.
Que todos ignoren el sigilo de nuestro cielo nocturno
y el secreto sea el aire dichoso de nuestros plácidos suspiros.
Que ningún extraño contamine el sueño tuyo y el mío:
cualquier visitante es un invasor en el tibio ámbito donde habitamos;
aquí el tiempo es agua fresca en movimiento, apenas sutil vuelo,
y todas las gentes viven muy lejos de nuestro jardín alucinado,
ajenos a nuestro paraíso secreto.
* * * * *
12. Todo tuyo siempre todavía.
Tuyo todo por siempre hasta hoy y luego,
tuyo siempre porque para ser lo necesito,
siempre todo tuyo,
siempre aunque siempre nunca sea,
todo íntegro tuyo siempre y hasta ahora
más el próximo nuevo instante cada vez.
Con todo el tiempo el mundo a nuestro alcance,
todo el tiempo del mundo que es igual a la próxima noche,
todo tuyo siempre todavía.
Seguro de sobrevivir mañana tuyo,
siempre tuyo desde hoy en cada mañana de mañana.
Enamorado de ti, siempre y ahora, sin recuerdos,
en presente siempre amándote,
eternamente tuyo,
todo tuyo siempre todavía.
* * * * *
13. Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese froto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.
* * * * *
14. Sé que el amor
no existe
y sé también
que te amo.
* * * * *
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el
inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.
* * * * *
2. Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.
* * * * *
3. Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.
* * * * *
4. Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche;
un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Algún día te escribiré un poema sin pájaros ni fuentes, un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel
y que convierta en palabras tu mirada.
Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiré un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha.
* * * * *
5. Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
aturdido por el interminable crujir de este corazón
-tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho-,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.
6. Tu voz por el teléfono tan cerca y nosotros tan distantes,
tu voz, amor, al otro lado de la línea y yo aquí solo, sin ti, al otro lado de la luna,
tu voz por el teléfono tan cerca, apaciguándome, y tan lejos tú de mí, tan lejos,
tu voz que repasa las tareas conjuntas,
o que menciona un número mágico,
que por encima de la alharaca del mundo me habla para decir en lenguaje cifrado
que me amas.
Tu voz aquí, a lo lejos, que le da sentido a todo,
tu voz que es la música de mi alma,
tu voz, sonido del agua, conjuro, encantamiento.
* * * * *
7. Alabanza de mi noche blanca,
supresión de los abismos de mi corazón,
aniquiladora de mis momentos atroces.
Benditas tu caricia y tu palabra, Señora de la Apacible Ronda,
muchacha mía que detesta llorar por la mañana,
muchacha que habla a solas por la casa y ríe.
Ola frágil, bajo mi cuerpo ardiente tu cuerpo mío se calcina en un delirio de luz
y entonces somos una sola sustancia.
Flor de mis jadeos y mis éxtasis, tú, la callada, con tu mano en mi pecho
diciéndome la claridad calladamente,
permitiéndole al tiempo transcurrir sobre nosotros sin rozarnos,
nosotros, juntos, los eternos.
* * * * *
8. Tu lengua, tu sabia lengua que inventa mi piel,
tu lengua de fuego que me incendia,
tu lengua que crea el instante de demencia, el delirio del cuerpo enamorado,
tu lengua, látigo sagrado, brasa dulce,
invocación de los incendios que me saca de mí, que me transforma,
tu lengua de carne sin pudores,
tu lengua de entrega que me demanda todo, tu muy mía lengua,
tu bella lengua que electriza mis labios, que vuelve tuyo mi cuerpo por ti purificado,
tu lengua que me explora y me descubre,
tu hermosa lengua que también sabe decir que me ama.
* * * * *
10. Que nadie toque este amor.
Que todos ignoren el sigilo de nuestro cielo nocturno
y el secreto sea el aire dichoso de nuestros plácidos suspiros.
Que ningún extraño contamine el sueño tuyo y el mío:
cualquier visitante es un invasor en el tibio ámbito donde habitamos;
aquí el tiempo es agua fresca en movimiento, apenas sutil vuelo,
y todas las gentes viven muy lejos de nuestro jardín alucinado,
ajenos a nuestro paraíso secreto.
* * * * *
12. Todo tuyo siempre todavía.
Tuyo todo por siempre hasta hoy y luego,
tuyo siempre porque para ser lo necesito,
siempre todo tuyo,
siempre aunque siempre nunca sea,
todo íntegro tuyo siempre y hasta ahora
más el próximo nuevo instante cada vez.
Con todo el tiempo el mundo a nuestro alcance,
todo el tiempo del mundo que es igual a la próxima noche,
todo tuyo siempre todavía.
Seguro de sobrevivir mañana tuyo,
siempre tuyo desde hoy en cada mañana de mañana.
Enamorado de ti, siempre y ahora, sin recuerdos,
en presente siempre amándote,
eternamente tuyo,
todo tuyo siempre todavía.
* * * * *
13. Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese froto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.
* * * * *
14. Sé que el amor
no existe
y sé también
que te amo.
* * * * *
NO DISCRIMINACIÓN O LIBERTAD DE CREDO: ¿CUÁL DERECHO ES MÁS IMPORTANTE?
"Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros". Rebelión en la Granja, Novela de George Orwell (1903-1950)
Continuamente escuchamos y leemos que los derechos son irrenunciables y que toda sociedad civilizada se basa en el cumplimiento de los derechos y los deberes por parte de la sociedad civil y, por supuesto, vigilados por los organismos con competencia. También hemos visto espepitados discursos por parte de dignos doctores que hablan del cumplimiento de las bases legales como fundamento para una sociedad que conviva en paz.
Sin embargo, todo esto suena a burda labia barata, pues en la práctica observamos diariamente como se violan los derechos más elementales de la gente con la excusa más patética y miserable como lo es escudarse en otro derecho. La Constitución Bolivariana de Venezuela establece, en su artículo 21, que “no se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona”. Además, la misma Carta Magna, establece (en este mismo artículo) que los organismos con competencia velarán para que este derecho se cumpla, pues dictamina que “la ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”.
Por otra parte, la ley que ocupa la cumbre de la pirámide legal en nuestro país también establece la libertad de culto, ya que su artículo 59 dice lo siguiente: “el Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, asímismo, la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas de esta Constitución y de la ley. El padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones. Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos”.
Entonces tenemos que en Venezuela existe (al menos por escrito) la libertad de que las personas elijan su preferencia sexual sin que se les discrimine, es decir, quien desee ser homosexual, bisexual o heterosexual, puede hacerlo y quien desee ser católico, evangélico, budista o arechrisna, puede, igualmente, profesar libremente su creencia.
Lamentablemente, las cosas en la práctica no son tan sencillas, pues muchas veces el estilo de vida que alguien elija (ejerciendo su derecho con total libertad) no es bien visto por otras personas que también ejercen libremente su derecho.
¿Qué hacer entonces? En Valencia existe la iglesia Maranatha de Venezuela, especie de sede trasnacional de la fundada en Chicago en 1974 por Apóstol Nahum Rosario que la llamó originalmente Iglesia Maranatha de la Biblia Abierta, siendo hoy su nombre Maranatha World Revival Ministries (Ministerio de Avivamiento Mundial Maranatha), según lo establece su página web (http://www.maranathavalencia.com/ministerio.htm).
En Venezuela, específicamente en la ciudad de Valencia, Maranatha fue fundada por el Pastor Javier Bertucci y hoy se ubica en el municipio San Diego. Ha crecido de una manera inusitada, con “una asistencia de más de 6mil personas, un templo propio, un salón para usos múltiples con capacidad para 700 puestos, salón - comedor con cocina industrial, 25 aulas de clases, área de oficinas, una emisora propia de radio y programas de televisión con cobertura nacional e internacional” (según la página oficial de Maranatha Valencia http://www.maranathavalencia.com/iglesia.htm). Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta de dónde provienen sus ingresos y de qué manera ha prosperado económicamente al punto de poseer todos estos bienes.
Esta iglesia, al parecer, ha ofrecido una serie de beneficios a jóvenes y niños que acuden a sus cultos y forman parte de agrupaciones juveniles que, entre otras actividades realizan obras teatrales para el público juvenil e infantil. Al margen de que las actuaciones son realmente deficientes y que deberían contratar a un buen profesor de actuación o replantearse buscar una nueva cartera de actores, los mensajes que transmiten son denigrantes para la población homosexual, pues en algunas de sus interpretaciones criminalizan o ridiculizan a la población de ambiente que ha decidido (según el artículo 21 de la Constitución Nacional) elegir esta preferencia sexual.
Muy cacareado es el derecho al culto, pero ¿Quién vela por los derechos de los homosexuales no solo establecidos en la Cosntitución Nacional, sino también estipulados dentro de los Derechos Sexuales y Reproductivos, incluidos hoy dentro de los Derechos Humanos? ¿Es que hay algunos derechos más importantes que otros o algunas personas gozan de estos derechos y otras no?
Por favor que algún sesudo doctor me lo explique porque yo no entiendo nada…
Continuamente escuchamos y leemos que los derechos son irrenunciables y que toda sociedad civilizada se basa en el cumplimiento de los derechos y los deberes por parte de la sociedad civil y, por supuesto, vigilados por los organismos con competencia. También hemos visto espepitados discursos por parte de dignos doctores que hablan del cumplimiento de las bases legales como fundamento para una sociedad que conviva en paz.
Sin embargo, todo esto suena a burda labia barata, pues en la práctica observamos diariamente como se violan los derechos más elementales de la gente con la excusa más patética y miserable como lo es escudarse en otro derecho. La Constitución Bolivariana de Venezuela establece, en su artículo 21, que “no se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona”. Además, la misma Carta Magna, establece (en este mismo artículo) que los organismos con competencia velarán para que este derecho se cumpla, pues dictamina que “la ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”.
Por otra parte, la ley que ocupa la cumbre de la pirámide legal en nuestro país también establece la libertad de culto, ya que su artículo 59 dice lo siguiente: “el Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, asímismo, la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas de esta Constitución y de la ley. El padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones. Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos”.
Entonces tenemos que en Venezuela existe (al menos por escrito) la libertad de que las personas elijan su preferencia sexual sin que se les discrimine, es decir, quien desee ser homosexual, bisexual o heterosexual, puede hacerlo y quien desee ser católico, evangélico, budista o arechrisna, puede, igualmente, profesar libremente su creencia.
Lamentablemente, las cosas en la práctica no son tan sencillas, pues muchas veces el estilo de vida que alguien elija (ejerciendo su derecho con total libertad) no es bien visto por otras personas que también ejercen libremente su derecho.
¿Qué hacer entonces? En Valencia existe la iglesia Maranatha de Venezuela, especie de sede trasnacional de la fundada en Chicago en 1974 por Apóstol Nahum Rosario que la llamó originalmente Iglesia Maranatha de la Biblia Abierta, siendo hoy su nombre Maranatha World Revival Ministries (Ministerio de Avivamiento Mundial Maranatha), según lo establece su página web (http://www.maranathavalencia.com/ministerio.htm).
En Venezuela, específicamente en la ciudad de Valencia, Maranatha fue fundada por el Pastor Javier Bertucci y hoy se ubica en el municipio San Diego. Ha crecido de una manera inusitada, con “una asistencia de más de 6mil personas, un templo propio, un salón para usos múltiples con capacidad para 700 puestos, salón - comedor con cocina industrial, 25 aulas de clases, área de oficinas, una emisora propia de radio y programas de televisión con cobertura nacional e internacional” (según la página oficial de Maranatha Valencia http://www.maranathavalencia.com/iglesia.htm). Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta de dónde provienen sus ingresos y de qué manera ha prosperado económicamente al punto de poseer todos estos bienes.
Esta iglesia, al parecer, ha ofrecido una serie de beneficios a jóvenes y niños que acuden a sus cultos y forman parte de agrupaciones juveniles que, entre otras actividades realizan obras teatrales para el público juvenil e infantil. Al margen de que las actuaciones son realmente deficientes y que deberían contratar a un buen profesor de actuación o replantearse buscar una nueva cartera de actores, los mensajes que transmiten son denigrantes para la población homosexual, pues en algunas de sus interpretaciones criminalizan o ridiculizan a la población de ambiente que ha decidido (según el artículo 21 de la Constitución Nacional) elegir esta preferencia sexual.
Muy cacareado es el derecho al culto, pero ¿Quién vela por los derechos de los homosexuales no solo establecidos en la Cosntitución Nacional, sino también estipulados dentro de los Derechos Sexuales y Reproductivos, incluidos hoy dentro de los Derechos Humanos? ¿Es que hay algunos derechos más importantes que otros o algunas personas gozan de estos derechos y otras no?
Por favor que algún sesudo doctor me lo explique porque yo no entiendo nada…
DE CÓMO LOS APAGONES ELÉCTRICOS HACEN AMAR EL ESTILO DE VIDA CAPITALISTA
Venezuela es un país grande, de eso no hay duda, lo hace grande sus habitantes que poseen una paciencia sin igual, paciencia esta que los hace aguantar con estoicismo la torpeza y la ineficiencia de las empresas de servicios públicos que evidencia, diariamente, estar lejos de concebir sus funciones justamente como eso: un servicio público y asumen sus labores como un favor hacia quienes pagamos puntualmente las facturas.
Sin caer en la inútil (inútil porque no conlleva ninguna solución) diatriba política de los 40 años de ineficacia de la Cuarta República o la Derecha Endógena que sabotea las labores de la empresa eléctrica venezolana, los venezolanos estamos acostumbrándonos a los apagones semanales y, a veces, casi diarios y en lugar de plantearnos exigir un servicio de calidad, las comunidades se plantean adquirir plantas eléctricas a gasolina para que la carne no se les pudra en las neveras descongeladas. El motivo, sencillo: la gente no cree en quienes deben cumplir con sus responsabilidades.
No sé si es falta de inversión, si es sabotaje, si es que incompetencia o si son diablitos y demonios jugando a joder la paciencia, lo cierto es que en Tarapío (por poner un ejemplo que conozco porque allí vivo) se va la luz al menos 4 veces a la semana y estos apagones pueden durar hasta doce horas (el viernes 26 se fue la luz a las 9 de la noche y regreso el sábado 27 a las 9 de la mañana y el lunes 28 se fue a las 8 de la mañana y llegó a las 5 de la tarde). Mientras tanto la gente espera, espera por un servicio que paga y que es mal prestado al punto de dañar microondas, televisores y neveras.
Pero, estos apagones están creando una moda. Como los días son calurosos y cuando no hay luz son pocas las cosas que se pueden hacer en casa, he optado por salir a la calle a esperar sin aburrirme que repongan el servicio. Cuando era niña y se iba la luz solía sentarme con mis hermanos mayores en la plaza del sector donde vivíamos allá en el estado Vargas. Lamentablemente hoy las plazas públicas están llenas de basura, de borrachitos impertinentes y se han vuelto tan inseguras que ya la gente ni piensa sentarse en ellas. Entonces… visito las plazas de ahora: los grandes y deshumanizados centros comerciales que son, como dijo Saramago, una caverna oscura que robotizan a la gente y la frustran en medio de tantas cosas que no pueden comprar.
No obstante, no soy compradora compulsiva y me encanta el aire acondicionado me siento siempre en La Granja (que nunca se queda sin servicio eléctrico cuando en mi casa todo está a oscuras) y veo pasar la gente mientras espero que en mi calle se restituya la corriente. ¿Cómo sentarse a pajarear sin un café? Eso es imposible, pero los establecimientos de estas grandes moles comerciales no cuentan con máquinas de café spresso tipo italiano, sino que poseen unas maquinitas modernas y sin gracia que expenden café vainilla, imitación de café moca y no sé cuantas variaciones más que no le llegan a los tobillos a un buen café. Sin embargo, no hay mucho de dónde elegir así que consumo un mal llamado capuchino de la Nestlé. Otras veces el calor no permite la ingesta de algo caliente y opto por el Nestea de la misma trasnacional o por una fría Coca Cola o una refrescante Pepsi Cola y si la luz se va a la hora de la comida y como en mi casa la cocina es eléctrica porque es un rollo conseguir bombonas de gas, termino engullendo cualquier comida rápida de la feria y últimamente he optado por los aros de cebolla de Burger King dorados y crujientes.
Y resulta que yo, que jamás consumí nada de esto, producto de trasnacionales extranjeras, hoy, gracias a las interrupciones del servicio eléctrico en mi comunidad, estoy conociendo las costumbres más arraigadas del capitalismo salvaje y neoliberal casi sin quererlo.
El problema estriba en que no me está disgustando, porque el aire acondicionado, los espacios iluminados y limpios, están bien diseñados y pensados para que nos gusten. Corpoelec debería asesorarse en los que es servicio al usuario y dejar de echar tanta vaina, porque corremos todos el riesgo de mandar el socialismo pal carajo y sentarnos en La Granja con una fría Coca Cola o un café Nestlé bien servido por un chico de pectorales esculturales.
Sin caer en la inútil (inútil porque no conlleva ninguna solución) diatriba política de los 40 años de ineficacia de la Cuarta República o la Derecha Endógena que sabotea las labores de la empresa eléctrica venezolana, los venezolanos estamos acostumbrándonos a los apagones semanales y, a veces, casi diarios y en lugar de plantearnos exigir un servicio de calidad, las comunidades se plantean adquirir plantas eléctricas a gasolina para que la carne no se les pudra en las neveras descongeladas. El motivo, sencillo: la gente no cree en quienes deben cumplir con sus responsabilidades.
No sé si es falta de inversión, si es sabotaje, si es que incompetencia o si son diablitos y demonios jugando a joder la paciencia, lo cierto es que en Tarapío (por poner un ejemplo que conozco porque allí vivo) se va la luz al menos 4 veces a la semana y estos apagones pueden durar hasta doce horas (el viernes 26 se fue la luz a las 9 de la noche y regreso el sábado 27 a las 9 de la mañana y el lunes 28 se fue a las 8 de la mañana y llegó a las 5 de la tarde). Mientras tanto la gente espera, espera por un servicio que paga y que es mal prestado al punto de dañar microondas, televisores y neveras.
Pero, estos apagones están creando una moda. Como los días son calurosos y cuando no hay luz son pocas las cosas que se pueden hacer en casa, he optado por salir a la calle a esperar sin aburrirme que repongan el servicio. Cuando era niña y se iba la luz solía sentarme con mis hermanos mayores en la plaza del sector donde vivíamos allá en el estado Vargas. Lamentablemente hoy las plazas públicas están llenas de basura, de borrachitos impertinentes y se han vuelto tan inseguras que ya la gente ni piensa sentarse en ellas. Entonces… visito las plazas de ahora: los grandes y deshumanizados centros comerciales que son, como dijo Saramago, una caverna oscura que robotizan a la gente y la frustran en medio de tantas cosas que no pueden comprar.
No obstante, no soy compradora compulsiva y me encanta el aire acondicionado me siento siempre en La Granja (que nunca se queda sin servicio eléctrico cuando en mi casa todo está a oscuras) y veo pasar la gente mientras espero que en mi calle se restituya la corriente. ¿Cómo sentarse a pajarear sin un café? Eso es imposible, pero los establecimientos de estas grandes moles comerciales no cuentan con máquinas de café spresso tipo italiano, sino que poseen unas maquinitas modernas y sin gracia que expenden café vainilla, imitación de café moca y no sé cuantas variaciones más que no le llegan a los tobillos a un buen café. Sin embargo, no hay mucho de dónde elegir así que consumo un mal llamado capuchino de la Nestlé. Otras veces el calor no permite la ingesta de algo caliente y opto por el Nestea de la misma trasnacional o por una fría Coca Cola o una refrescante Pepsi Cola y si la luz se va a la hora de la comida y como en mi casa la cocina es eléctrica porque es un rollo conseguir bombonas de gas, termino engullendo cualquier comida rápida de la feria y últimamente he optado por los aros de cebolla de Burger King dorados y crujientes.
Y resulta que yo, que jamás consumí nada de esto, producto de trasnacionales extranjeras, hoy, gracias a las interrupciones del servicio eléctrico en mi comunidad, estoy conociendo las costumbres más arraigadas del capitalismo salvaje y neoliberal casi sin quererlo.
El problema estriba en que no me está disgustando, porque el aire acondicionado, los espacios iluminados y limpios, están bien diseñados y pensados para que nos gusten. Corpoelec debería asesorarse en los que es servicio al usuario y dejar de echar tanta vaina, porque corremos todos el riesgo de mandar el socialismo pal carajo y sentarnos en La Granja con una fría Coca Cola o un café Nestlé bien servido por un chico de pectorales esculturales.
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